Metodología en la Enseñanza de la Danza


Metodología en la Enseñanza de la Danza

 

            En mi práctica diaria como docente y en mi experiencia como seminarista he identificado la presencia de ciertos elementos que definitivamente perjudican al alumnado. En esta oportunidad me atrevo a exponer mi punto de vista ya que como fiel amante de esta danza, creo que es hora de un cambio de paradigma y la implantación de nuevas metodologías en la enseñanza de este arte infinito.

 

            Considero que tanto profesores como alumnos vivimos diariamente el obstáculo de no poseer una terminología universal, que permita sistematizar y organizar de forma ascendente en complejidad, cada una de las cátedras teóricas y prácticas que se deben impartir en las escuelas. He notado en las diversas escuelas en las que he tenido la oportunidad de estudiar, que indudablemente existe un orden, ¡claro! de otra forma no hubiesen podido ser tan exitosas; sin embargo este orden está influenciado y construido por las propias experiencias y conocimientos de sus directores, quienes han logrado formar espléndidos bailarines, sin embargo, bailarines que llevan en su danza el nombre de la escuela de la cual provienen.

 

¿Qué quiero decir con esto?  Me refiero a que cada maestro forma a sus alumnos con su toque personal, con un orden y una metodología muy personal. Percibo que generalmente el estudio se basa en secuencias de movimientos y poses muy propias de cada escuela que al ejecutarlos sin comprenderlos, se convierten en una copia de los mismos, de forma que se impide el verdadero entendimiento del cuerpo y posteriormente se trunca en cierta medida la capacidad creadora de cada alumno.  En este sentido, veo bailarines y bailarinas con secuencias de movimientos, expresiones corporales, desplazamientos y hasta grados de energía muy similares en el escenario, cuando se supone que la danza del vientre debe ser individual, propia, por ende única y expresada según la personalidad, el cuerpo, el sentimiento y la energía de cada ser que la ejecute. Debe existir una manera de practicar la docencia de una forma mas objetiva, sin aderezos personales, que permita la identificación y explotación de las fortalezas y la distinción de bailarines.  Cualquier lector podrá pensar que estoy solicitando la creación de una Federación Mundial de Bellydance que rija a las escuelas mundiales y que garantice la sistematización de la enseñanza, tal vez una idea descabellada que no deja de ser atractiva.

 

He tenido la oportunidad de estudiar con grandes maestros especialistas en muchos estilos de bellydance, lo que me ha convertido en una bailarina flexible y versátil, permitiéndome identificar las diferencias y similitudes de estos en cuanto al cuerpo, al movimiento. He descubierto que todos danzamos igual, refiriéndome a la más simplificada ejecución de cada movimiento. Lo que nos diferencia es la magnitud, la intensidad, la fuerza, la expansión de cada movimiento y cómo lo adornamos con nuestro toque personal.  Es por ello que considero que la enseñanza no debe incluir este “toque personal” ya que cada alumno debe incluirle el suyo, y aunque es casi inevitable porque forma parte de la personalidad de cada docente, sería lo ideal para la enseñanza objetiva. 

 

Por esta razón creo en un método basado en la enseñanza en la anatomía del cuerpo, la fisiología de las articulaciones y la composición de cada movimiento identificando las líneas y curvas que se dibujan en el espacio, posteriormente la secuenciación de movimientos y creaciones propias de combinaciones con cada ritmo, dándole cabida a la improvisación y a la ejecución libre según las emociones, el carácter y las vivencias de cada bailarín. Sólo comprendiendo nuestro cuerpo, cómo se articula y lo que podemos dibujar con él, podremos ser capaces de captar casi instantáneamente cualquier técnica, cualquier instrucción corporal dictada por cualquier docente, sea cual sea su especialización, así como también, podremos ser capaces de incorporarle  nuestros adornos, nuestros aderezos. Es así como enseño y dejo cabida a que los cuerpos de mis alumnas se adapten al estilo que les acomode mejor, que no necesariamente es mi propio estilo, y más importante aún, puedan ser libres, flexibles y versátiles en el aprendizaje y la ejecución de la danza.

 

No descarto la sistematización de la enseñanza en danza del vientre, aunque conozco todos los obstáculos para lograrla, ni mucho menos desestimo a las escuelas y profesores que me han hecho ser bailarina, todo lo contrario. Creo que el difícil acceso a este arte ha propiciado estos métodos de enseñanza particulares que indiscutiblemente han sido efectivos y sin duda han originado grandes artistas, docentes y coreógrafos, sólo que no puedo evitar mirar más allá de mis narices, evidenciar todo lo que nos falta por recorrer, como alumnos y como docentes y exhortar a una reflexión sobre los actuales métodos de enseñanza.

 

Nabila

05/06/2012