Danza Arabe y Embarazo
DANZA ÁRABE Y EMBARAZO
La Danza
del Vientre es una gimnasia con características altamente positivas para una
gestante, ya que trabaja con énfasis los grupos musculares y articulaciones que
intervienen en el parto natural. Es importante que ni bien la mujer conozca la
noticia de su embarazo, consulte con su médico antes de realizar
cualquier tipo de actividad física. Para aquellas mujeres que ya estuvieran
realizando Danzas Arabes, seguramente será mucho más sencillo adaptar su
cuerpo a los movimientos y a los cambios que irán surgiendo en él a lo largo de
los meses. Para las nuevas, es aconsejable comenzar con clases que sean
exclusivamente para embarazadas o para principiantes, que sean suaves y
relajadas, donde puedan moverse y sentirse ante todo gratificadas por el
movimiento y la oportunidad de hacer algo para ellas mismas. Clases más
avanzadas no son recomendables, ya que las dificultades normales del embarazo
pueden causar sentimiento de frustración al no poder desempeñarse como el resto
de la clase.
Los movimientos como: rotaciones de cadera, balanceo de pelvis,
fortalecimiento abdominal, contracciones en general y la elongación lumbar son
ideales para mejorar la elasticidad, la postura, la circulación y la energía de
la embarazada. Son una preparación física y emocional maravillosa para el
parto. Uno de los movimientos de los que no hay que abusar es el camello,
ya que el ondular del abdomen constituye una estimulación muy intensa para
el útero y puede provocar contracciones y dolores. Los abdominales tampoco
deben ser elongados dado que lo hacen naturalmente con el crecimiento de la
panza. Además con el crecimiento del bebé comienza el desequilibrio postural,
la línea de gravedad se adelanta y se sale de la base de sustentación, para
ello el cuerpo desarrolla una hiperlordosis (intenso curvamiento de la
cintura hacia delante) que provoca dolores en la zona baja de la espalda. Por
eso, alimentar el placer de la danza, con una buena educación postural basada
en la fuerza abdominal y glúteos mayores que roten hacia delante la pelvis,
logra minimizar los efectos de dicha hiperlordosis.
La embarazada puede seguir su actividad física, siempre que tenga
el consentimiento médico, durante todo el embarazo. Siempre surgen dudas
sobre cuales movimientos ejecutar o cuales no. Los límites dependerán
siempre de cada mujer y sus sensaciones personales. Pero en líneas generales, deben
respetar ciertas reglas básicas: no agitarse, es decir no generar deuda de
oxígeno al bebé; hidratarse abundantemente durante y después de cada clase; no
sentir sequedad en la boca y en la lengua; no realizar movimientos de alto
impacto (Dabke, Saidi, etc.); otro límite claro del movimiento, serán las
molestias o los dolores, momento en el cual se deberá suspender la actividad.
Si tenemos en cuenta estas precauciones, cada clase se convertirá en un
espacio exquisito de conexión con el propio cuerpo y con el bebé.
Imaginarlo en el vientre danzando junto a la mamá, haciéndose los dos uno sólo
con la música, desarrollará una profunda conexión, les brindará paz a ambos y
una sensación de bienestar general, que los acercará aún más y hará que, al
llegar el parto, la mujer sea dueña de ese momento y encuentre absoluta armonía
con su hijo.